viernes, 28 de septiembre de 2007

La larga estela


Es fascínate enterarse de las infinitas posibilidades que se abren, a partir de la implementación de los catálogos digitales, que abren el acceso no solo a nuevos nichos de negocio, además están transformando el modo de interactuar entre consumidor y mercado, entregando al usuario mayor soberanía para decidir a la hora de comprar un articulo.

La adopción de las economías de escala y su correlato en la distribución y venta, adapto al consumidor a moldear sus pautas de consumo a los intereses de productores y distribuidores, no solo de música y películas sinó, de prácticamente todos los productos susceptibles de producirse a gran escala.

A pesar que el artículo de Chris Anderson, se centra en las nuevas posibilidades de negocio que la tecnología pone a disposición del comercio, existe otro ángulo de análisis que me parece de igual o mayor importancia. Es el referido a la ampliación del derecho a definir pautas de consumo con mayor libertad, disponiendo de mayores oportunidades a la hora de buscar el producto deseado.

El consumidor hasta este momento, no es soberano en su decisión, el mercado de diversas formas impone las pautas a partir de sus propias necesidades de rentabilidad. Un mercado que se adecua a las necesidades de los consumidores es un espejismo, más bien, el mercado busca moldear de mejor manera las necesidades del consumidor, a través de las modernas herramientas del marketing.

La ineficiencia de este mercado se demuestra en su manera de asignación de recursos, es incapaz de satisfacer las necesidades de una sociedad cada día más diversa, El cuello de botella entre producción y distribución, obliga a la masificación, simplificando al máximo las pautas de consumo de la sociedad.

Los teóricos se han vanagloriado durante decenios de la eficiencia en la asignación de recursos que tiene el mercado, aparentemente la necesidad de control de la totalidad de las variables, hicieron que los economistas ignoraran el espacio de las grandes minorías que constituyen un número de gran importancia que hasta hoy era ignorado.

Las posibilidades que se abren con el comercio digital, implican no solo el cambio físico de la manera de interactuar en el mercado, prometen revolucionar la cultura del comercio, recuperando la simetría y la cultura de la conversación como base de los actos de intercambio

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